2.ª Marcha Afroargentina del 8 de noviembre
Luchar en un contexto militarizado El 8 de noviembre, Buenos Aires se vistió con los colores y las voces de una comunidad que exige visibilidad y justicia. La segunda Marcha del Día Nacional de los y las Afroargentinas y de la Cultura Afro fue un momento clave para conmemorar la historia y las luchas de […]
Luchar en un contexto militarizado
El 8 de noviembre, Buenos Aires se vistió con los colores y las voces de una comunidad que exige visibilidad y justicia. La segunda Marcha del Día Nacional de los y las Afroargentinas y de la Cultura Afro fue un momento clave para conmemorar la historia y las luchas de la población afrodescendiente, pero también un escenario para reflexionar sobre las contradicciones del Estado ante una demanda legítima de derechos. Lo que debería haber sido una jornada de reconocimiento y reivindicación se transformó en un ejemplo alarmante de la creciente militarización de las protestas y el clima de represión al que se ve sometida la comunidad afroargentina.
por Melina Schweizer
La presencia policial: más allá de la seguridad
Desde el inicio de la Marcha, la presencia de la policía fue desmesurada. La comunidad afrodescendiente, que marchaba pacíficamente desde Plaza de Mayo hasta el Congreso, se vio rodeada por un despliegue de fuerzas de seguridad que incluía camiones hidrantes, vehículos antimotines y un seguimiento constante a través de cámaras y filmaciones. Esta muestra de fuerza, absolutamente innecesaria, evidenció un claro mensaje de intimidación hacia quienes tan solo exigen que se reconozcan sus derechos y su historia. La Marcha transcurrió sin incidentes, pero la vigilancia desmedida mostró la profunda desconfianza del Estado hacia una manifestación que, en su mayoría, reclamaba visibilidad y justicia social.
Este tipo de militarización de las protestas plantea serias preguntas sobre cómo el Gobierno se maneja ante las demandas de los sectores históricamente oprimidos. La comunidad afroargentina sigue siendo objeto de discriminación estructural y de un racismo sistemático que se ve reflejado en la falta de acceso a derechos fundamentales. Sin embargo, en lugar de reconocer sus luchas y su contribución a la construcción de la Nación, el Gobierno responde con un clima de represión que refuerza la sensación de que las demandas de igualdad y reconocimiento son vistas como una amenaza.
La lucha por el reconocimiento y el derecho a la memoria
El 8 de noviembre no se conmemoró únicamente la memoria de María Remedios del Valle, “la Madre de la Patria”. También se alzó la voz de quienes piden que la historia afroargentina deje de ser invisibilizada. La Ley 26.852, que establece esta fecha como un día de homenaje a la cultura afro, es un avance importante, pero aún se enfrenta a la falta de implementación en muchas provincias y al rechazo de algunos sectores que continúan negando la importancia de los afrodescendientes en la historia nacional.
Activistas como Maga Pérez destacan que, a pesar de los avances, la comunidad sigue enfrentando una lucha constante por el reconocimiento de sus aportes en la construcción de la Argentina. Esto incluye la educación afro-centrada, la visibilización de las religiones de matriz afro y la plena aceptación de las prácticas espirituales que siguen siendo estigmatizadas.
La urgencia de políticas públicas inclusivas
Es crucial que el Estado argentino avance más allá de los actos simbólicos y adopte políticas públicas que garanticen la plena inclusión de la comunidad afroargentina. Aún persisten enormes desafíos en la implementación de la Ley 26.852 y en la creación de un sistema educativo que valore los aportes históricos, culturales y sociales de los afrodescendientes. La comunidad no sólo lucha por su memoria, también por el reconocimiento de su identidad, algo que aún no ha logrado obtener de forma plena.
El racismo estructural sigue siendo uno de los mayores obstáculos. La falta de profesionales afrodescendientes en posiciones de liderazgo, la escasa representación en el ámbito político y la marginalización en la economía son ejemplos claros de cómo, incluso hoy, la comunidad afroargentina se enfrenta a barreras para su pleno desarrollo.
Las demandas de la comunidad afroargentina
A lo largo de la Marcha, se reiteraron una serie de demandas claves de la comunidad afrodescendiente Argentina. En primer lugar, la implementación efectiva de la Ley 26.852, que establece el Día Nacional de los y las Afroargentinos y de la Cultura Afro, debe avanzar hacia una verdadera inclusión de la historia afroargentina en los contenidos educativos, no como un acto simbólico, sino como un compromiso real con la reparación histórica y el reconocimiento de los aportes de la comunidad afro a la Nación.
Además, se destacó la necesidad urgente de una ley antirracista que aborde las problemáticas estructurales de discriminación racial en todos los ámbitos de la vida social, económica y política. La comunidad afroargentina exige una educación afro-centrada, que valore y respete la identidad de las infancias afrodescendientes, especialmente en las provincias del norte, donde la presencia de esta comunidad es significativa. La lucha por un sistema educativo que no ignore, sino que celebre, los aportes culturales, históricos y sociales de la población afro se mantiene vigente.
Otra de las demandas más resonantes fue el reconocimiento del candombe como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad y de la Argentina, lo que permitiría honrar y preservar una de las tradiciones más importantes de la cultura afro en el país. Esta reivindicación también aboga por el respeto y la aceptación de las religiones de matriz afro, solicitando el pleno ejercicio de la libertad religiosa y la integración de las prácticas espirituales africanistas dentro del marco cultural argentino.
Vanessa San Martín, fotógrafa afro-boliviana, subrayó otro aspecto crucial de la lucha: el acceso a puestos de liderazgo y desarrollo profesional para los afrodescendientes, un grupo históricamente marginado en estos espacios. «Ser afrodescendiente no debe limitar las oportunidades de desarrollo profesional», remarcó San Martín, visibilizando uno de los puntos más álgidos de la discriminación racial sistémica que aún persiste en la sociedad argentina.
Una larga lucha por la justicia
Al caer la tarde, la columna de manifestantes llegó al Congreso, donde se leyó un documento que resumía las demandas de la comunidad afroargentina: una educación afro-centrada, el reconocimiento de los aportes de la cultura afro al patrimonio nacional, la defensa del candombe y el respeto a la espiritualidad afro. «Nuestros ancestros lucharon y construyeron esta tierra. Mi familia fue esclavizada en el siglo XVII y hoy lucho por su memoria y legado», concluyó Tamará Barbará, reafirmando el compromiso de la comunidad afro con la justicia social y la igualdad en Argentina.
El impacto de la militarización en la protesta
Lo que ocurrió este 8 de noviembre no es un hecho aislado. La militarización de las protestas sociales y el uso desmedido de la fuerza de seguridad son el reflejo de la incomodidad del Estado frente a las demandas de la comunidad, como también una estrategia para disuadir la movilización social en general. La presencia policial desmesurada se convierte en un mecanismo de control que, lejos de ofrecer seguridad, genera desconfianza y miedo en aquellos que simplemente buscan visibilizar sus derechos.
El clima de militarización durante la Marcha del 8 de noviembre resalta la desconexión entre el Estado y la sociedad en general, especialmente de aquellas de grupos históricamente marginados, como la comunidad afroargentina. Es fundamental que el Gobierno entienda que la lucha por el reconocimiento y la igualdad no debe ser reprimida, sino apoyada y celebrada. La comunidad afroargentina, al igual que muchas otras, sigue reclamando el respeto a sus derechos fundamentales, pero también exige que su historia, su cultura y su identidad sean reconocidas de manera plena. Este tipo de movilizaciones son esenciales para visibilizar esas demandas y construir una sociedad más inclusiva. La respuesta del Estado no debe seguir siendo la represión, sino el reconocimiento de una deuda histórica que aún está pendiente.
Al caer la noche, viajamos al conurbano profundo para abrazarnos con más hermanxs con quienes encontrarnos, ya sin policías ni vigilancias incómodas. En esta ocasión, en el Teatro Municipal de Lomas de Zamora, junto al colectivo Negras (Sí) Marronas y la muestra de arte afrocéntrico, continuamos la lucha.
Se hace imprescindible el abrazo, el encuentro con arte, música y baile.
Fotos: Melina Schweizer
Periódico VAS es un medio comunitario, orientado a fortalecer el tejido social y fomentar la identidad cultural . Además de las notas periodísticas, tiene una sección investigación histórica y de creación literaria denominada La Otra Historia de Buenos Aires, que indaga de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos.
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