La Ciudad sigue expulsando a los más vulnerables
Ahora apuntan a los manteros Por María Fernanda Miguel Jorge Macri sigue con su plan de “limpiar” la Ciudad. Los vecinos y comerciantes celebran porque tienen las veredas libres. Los que no tienen nada para celebrar son los vendedores ambulantes que no pueden alimentar a sus hijos por los desalojos. A principios de octubre, en […]
Ahora apuntan a los manteros
Por María Fernanda Miguel
Jorge Macri sigue con su plan de “limpiar” la Ciudad. Los vecinos y comerciantes celebran porque tienen las veredas libres. Los que no tienen nada para celebrar son los vendedores ambulantes que no pueden alimentar a sus hijos por los desalojos.
A principios de octubre, en el barrio de Once, más de 600 policías junto con numerosos empleados de Espacio Público llevaron a cabo un desalojo que, según reportes de varias organizaciones sociales, afectó aproximadamente a 400 vendedores ambulantes, conocidos como manteros. Este operativo se realizó justo antes del Día de la Madre, una fecha crucial para las ventas. Además del desalojo, se llevaron a cabo más de 200 allanamientos en busca de mercadería ilegal. La situación genera un extenso debate sobre las políticas de control urbano y el impacto social de estas acciones en una comunidad que depende en gran medida de la economía informal para su sustento.
“En Once se terminó la joda. Le acabamos de dar un golpe durísimo a la mafia que inundaba de suciedad y trabajo esclavo las calles. Recuperar la libertad también es hacer cumplir la ley. ¡Felicitaciones a los 600 policías de la Ciudad que pusieron el pecho!», dijo el alcalde porteño Jorge Macri. Por su parte, el jefe de Seguridad, Diego Kravetz, explicó que el operativo se dio “en función de una investigación del fiscal Tropea. “Lo que buscamos es incautar la mercadería que se vende de manera ilegal en la calle. La idea es desmantelar la organización que compite con la del comerciante”.
Este operativo se llevó a cabo un mes después del realizado en Parque Centenario, donde desalojaron a más de 2000 manteros. El desalojo allí no tuvo que ver con la competencia desleal, sino con denuncias de vecinos. En varios puntos de la Ciudad se realizaron operativos similares. El ministro de Seguridad, Waldo Wolff, destacó que estas medidas en varios espacios públicos de la Ciudad como Parque Patricios, Parque Centenario, Retiro, Constitución, y este mes en el barrio de Once, están respaldadas por el jefe de Gobierno Jorge Macri y responden a su compromiso político de restablecer el orden. “Donde entramos no nos vamos”, aseveró el funcionario orgulloso.
Hoy, Once parece una zona militarizada en la que sólo hay policías y algunos empleados de Espacios Públicos merodeando por los alrededores con el objetivo de que a ningún vendedor se le ocurra siquiera apoyar una caja en el piso. “Tenemos un despliegue importante de policías. Ahora hay 500 policías en Once y la idea es que estén en todas las cuadras para que se entienda que no vamos a dejar que se instalen ahí”, dijo Diego Kravetz.
¿Mafia o laburantes?
¿Hay mafias realmente? El relevamiento que hizo Periódico VAS marca una realidad distinta a la que detallan desde el Gobierno de la Ciudad. La mayoría son laburantes que buscan un sustento en medio de una realidad económica en la que, según datos del INDEC, más de la mitad de la población es pobre o indigente.
“Yo vendo tuppers. No compito con nadie, pero la policía viene con prepotencia a sacarte todo. Si a mí me sacan la mercadería me funden, porque es lo único con lo que hoy puedo pagar las cosas de mi casa. Yo no soy un delincuente”, expresó Mario. La mercadería que se lleva la policía es muy difícil de recuperar, casi imposible. Hasta el momento no se sabe qué hacen con los productos que confiscan.
Martín, vendedor de paltas y otras frutas, tiene su puesto en Corrientes y Boulogne Sur Mer. Cuenta que su laburo empieza a las 4 de la mañana en el Mercado Central, a veces antes para encontrar la mejor mercadería. Luego lleva a sus hijos al colegio y de ahí emprende el viaje desde la Zona Sur hasta el Once. Asegura que la misma policía que los desaloja es la que en los días “normales” les pide coimas y si no las pagan, les llevan la mercadería. A veces con excusas del estilo: “Esta mercadería está podrida”. “Nos llevan todo y perdemos la recaudación de varios días”, asegura. Luego del último operativo, Martín diseñó un dispositivo para levantar rápidamente la mercadería cuando vienen a desalojarlo, pero, así y todo, la indignación queda.
En la misma vereda está Fabián, un jubilado que vende miel hace años. Siempre en el mismo lugar. Se sienta en un banquito y espera. “Tengo presión alta. Cuando vinieron a llevarme todo me subió por las nubes. Les pedí que, por favor, con la miel no. Es una locura lo que hacen, no te dejan laburar. Yo no tengo más opciones, gano la mínima”.
Ana es inmigrante peruana. Vende algunas prendas en un perchero. Justamente en la zona donde no tiene “competencia” con los comerciantes de los locales que se quejan a la policía. Así y todo, ahora que hay operativo, Ana no puede vender más nada. “Es injusto. Por internet no estoy vendiendo nada. Ahora no sé bien qué hacer porque soluciones no te dan. Tengo casi 50 años, no me toman en ningún lado. ¿De qué quieren que trabaje?”, cuenta con visible congoja.
Las historias se repiten por todos lados. Los manteros sólo quieren una cosa: trabajar.
Uno de los pocos dirigentes sociales, con peso mediático, que se manifestó y accionó al respecto fue Juan Grabois quien el día del operativo denunció las coimas que les hacen pagar a los manteros y el robo de la mercadería.
«Presenté una denuncia en la Comisaría 7ª de la Ciudad, destacando prácticas de coacción y extorsión por parte de la Policía hacia los vendedores ambulantes. Se señalaron pagos de coimas en la Comisaría 3ª de Combate de los Pozos y a dos agentes de la brigada”, señaló. Además, reportó el hurto de mercadería como pañuelos, lencería y anteojos, perteneciente a trabajadores autorizados por el Gobierno porteño en galpones de venta. “Los policías y funcionarios que cobraron coimas, robaron mercadería y lastimaron a la gente, tendrán que rendir cuentas”, manifestó Grabois a través de la cuenta X.
¿Hay respuestas?
Una “solución” que planteó el ex jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, y que ahora repite Jorge Macri es trasladar a los manteros a la Feria de la Estación, ubicada a metros de Sarmiento y Boulogne Sur Mer.
“El Gobierno de la Ciudad tiene un esquema de promoción para ferias y la idea es meterlos en el sistema formal. En algún momento, ya se les ofreció, y les cuesta ir a ese esquema por temas relacionados con cómo han desarrollado su vida culturalmente”, dice Kravetz. Pero la realidad es que nadie pasa por esa zona y tampoco está promocionada. De hecho, desde Periódico VAS nos enteramos dónde estaba ubicada por comentarios de los vendedores ambulantes. Allí no sólo no venden, sino que también hubo operativos de allanamientos y se llevaron toneladas de mercadería.
“Invertí todo lo que tenía y ahora no tengo nada. Yo quise hacer las cosas bien. Me vine con mi puesto para acá como ellos me pidieron. No vendí mucho y encima ahora me llevan la mercadería. No sé qué pretenden. Esta gente me lleva directo al hambre”, dice Teresa, una vendedora de ropa. “Acá hay pibas que no van a comer y se van a quedar en situación de calle si no pueden vender. Yo todavía tengo un poco de resto, no sé hasta cuándo, pero tengo. Hay gente que no. ¿Qué van a hacer con ellos? Es terrible “, sostiene Teresa.
Competencia desleal
Uno de los motivos principales por los que se hacen los desalojos tiene que ver con denuncias por competencia desleal de los manteros a los comerciantes que pagan un lugar, tienen los impuestos “en regla” y favorecen a la economía formal. Pero mientras desalojan manteros por ser ilegales, en la mayoría de los negocios la moneda corriente son los empleados en condiciones precarias que trabajan muchas horas por un pago en negro.
Desde la Defensoría de Laburantes, una organización del barrio, alertan que por lo menos el 80% de los comerciantes tiene empleados sin ningún tipo de beneficios ni seguridad social. “Por comentarios de los propios trabajadores sabemos que la mayoría de los empleadores los contratan en negro, trabajan por lo menos 12 horas y ganan salarios de menos de 600 mil pesos. ¡Por eso hay tantos carteles de búsqueda de empleados que se renuevan todas las semanas!”.
Misteriosamente en estos locales no pesa lo legal o ilegal y no tienen operativos del Gobierno de la Ciudad que los traten de mafiosos. Quizás la competencia desleal sea que no pueden emplear la mano de obra barata que está vendiendo en la calle.
El próximo objetivo
Los operativos prometen continuar en otras zonas de la Ciudad. El ojo está puesto principalmente en la zona de Flores sobre la conocida avenida Avellaneda, donde coexisten cientos de manteros que, seguramente, van a volver a sufrir el desalojo que padecieron años atrás.
“Estamos yendo uno por uno a cada sector. Nos queda el distrito de Flores, que es uno muy grande y lo vamos a encarar prontamente. La idea es ir ordenando todo el espacio convencional, que es de todos, sin hacer de esto una batalla excesiva”, declaró el jefe de Seguridad Kravetz.
A este paso, lo más probable es que el desalojo de los manteros de Flores se produzca a fin de año cuando hay alta demanda. En esta zona hablar de competencia desleal es una gran falacia porque basta con solo caminar un sábado por la mañana y ver cómo los miles de negocios se llenan de compradores que incluso vienen desde otras provincias. ¿Cuál será la excusa del operativo en este caso?
Mientras tanto, desde el Gobierno porteño siguen hablando de limpieza como si los trabajadores solo fueran cosas. Quieren una ciudad exclusiva, sólo para quienes puedan acceder a ella.
1. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) llevada a cabo por el INDEC en el primer semestre de 2024, revela que en los aglomerados urbanos el 42,5% de los hogares se encuentra por debajo de la línea de pobreza (LP), afectando al 52,9% de la población. Dentro de este grupo, un 13,6% de los hogares están por debajo de la línea de indigencia (LI), abarcando al 18,1% de las personas en estos mismos aglomerados. Estos datos indican que, en los 31 aglomerados urbanos estudiados por la EPH, se encuentran 4.319.760 hogares y 15.685.603 personas viviendo por debajo de la línea de pobreza, mientras que 1.378.142 hogares y 5.379.588 personas están por debajo de la línea de indigencia.
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